martes, 25 de octubre de 2011

Nafarroa. Del viejo Reyno y la cultura contemporánea


La visita de la Ministra de Cultura


La visita que la Ministra de cultura Angeles González-Sinde –célebre por su ley antidescargas y sus peligrosas amistades con la SGAE- realizó en enero a Iruñea para apoyar las conmemoraciones del 2012 -la Batalla de las Navas de Tolosa (1212) y la conquista de Nafarroa (1512)- marca la visión institucional de la cultura en Nafarroa. La ministra, flanqueada por Miguel Sanz y Juan Ramón Corpas, declaró que era consciente de los "compromisos (de Nafarroa) con la modernidad", pero que "no desaira su historia ni olvida su pasado” y que las cadenas del escudo de Nafarroa "son de oro, no son de hierro, son de unión y ya no son las cadenas de la esclavitud ni de la sumisión, deben ser de fortaleza y no de desconfianza” y finalmente que “una comunidad de régimen específico puede ser ejemplo de progreso y de modernidad sin renunciar en nada a su idiosincrasia y sin enturbiar la convivencia de distintas sensibilidades".

Toda una manifestación de calculada ambigüedad para sancionar -en sintonía con el pacto PSOE/UPN- que Nafarroa viva anclada al pasado, en eterna conmemoración de su manipulada identidad histórica y, por tanto, hasta ahora al menos, en un desprecio casi absoluto por la realidad viva del viejo Reyno: una emergente cultura contemporánea. Porque, mal que les pese a nuestras autoridades culturales, Nafarroa es algo más que la retromodernidad rampante y una cultura ‘eventista’ para alimentar el turismo festivo y religioso… acaso un presente multiforme, lleno de inquietudes y expectativas.


El despertar de los planes culturales


Pero esta Nafarroa culturalmente dormida o durmiente, acunada durante décadas en los vigilantes brazos de Morfeo institucional, hace apenas un par de años ha empezado a despertar, bostezando planes y proyectos. Y hemos pasado a un cierto frenesí en torno a la industria cultural, dominado por el arte de la improvisación.

Al calor de la tendencia de las ciudades culturales y del modelo Barcelona se han empezado a proponer planes culturales tan ambiciosos como problemáticos. Los más significativos: El ‘Plan de fomento del arte contemporáneo’, iniciativa del Gobierno de Navarra y el ‘Plan Estratégico de Cultura de Pamplona’, impulsado por el Ayuntamiento de la capital, introduciendo ambos como novedad cierto nivel de la participación.

El primero, a partir de un boceto inicial y con la colaboración de algunos agentes culturales, se centra en la reestructuración de posibles espacios, pero ha quedado pendiente para la actual legislatura. El segundo, se ha presentado a bombo y platillo en Junio y pretende marcar el rumbo cultural de Iruñea para los próximos 10 ó 15 años. A partir del naufragio de la candidatura de Iruñea a la capitalidad cultural 2016, el plan pretende hacer de la necesidad virtud, abriendo un amplio proceso participativo e invitando a los agentes culturales y a la ciudadanía pero que permanece, en su diseño y su elaboración, bajo estricto control. En opinión del grupo local de cultura del 15M que ha denunciado sus limitaciones, es preciso que este plan:revise, amplíe y mejore su proceso participativo, para que sea un proceso participativo real; no solo deliberativo sino resolutivo, informado, transparente y evaluable, incluyente e integrador, económicamente sostenible, basado en un consenso a todos los niveles y con continuidad en el tiempo.” Esto es, un proceso de participación efectiva gestionado por la ciudadanía, que contemple sus verdaderas necesidades, más allá de los intereses del Ayuntamiento…


En la era de los recortes


No obstante, este tardío interés por sembrar una incipiente industria cultural ha chocado al primer impulso, frontalmente, con la dura coyuntura de la crisis. Justo cuanto más necesario era aprovechar el cambio de actitud institucional, se han puesto a funcionar a pleno rendimiento las tijeras de podar gasto social. Y obviamente, la cultura ha sido la primera, inocente pagana, del desastre…Lo lamentable es que la cultura contemporánea era ya un sector depauperado y jibarizado que ahora no va a poder iniciar una recuperación en condiciones, ni si quiera para cumplir los planes institucionales.

Así, ya en los presupuestos para 2011, Cultura y Turismo es el sector que sufre el mayor recorte (un 12,5 %) e instituciones emblemáticas como la Fundación Oteiza, ven mermadas sus partidas e incluso una citas tan significativas como el Festival de cine documental ‘Punto de Vista’ es eliminada prometiendo volver como bienal. Al tiempo, la red de pequeños museos locales como el Gustavo Maeztu de Lizarra bordea la ausencia de programación y otros, más pequeños, directamente el cierre.

Por otra parte, se abre una doble expectativa en el ámbito artístico. El Centro de Arte Contemporáneo de Uharte, de nuevo tras un polémico proceso de elección de su director -cuestionado por la ‘Plataforma Arte Contemporáneo Navarra’- abre una nueva etapa que aspira a normalizarlo definitivamente, mucho nos tememos (y ojalá nos equivoquemos) de acuerdo con un modelo convencional que haga las veces de centro de arte contemporáneo navarro... Y en breve, Moneo empezará a levantar el Centro de Arte Contemporáneo de la Universidad de Navarra, una de las apuestas más extrañas del panorama nacional: un centro de última generación gestionado desde una ideología ultraconservadora… Una paradoja y todo un experimento.


Los retos pendientes


Tras las elecciones forales se inaugura una nueva legislatura de incertidumbre para la cultura en Nafarroa. Y a sus responsables poco les ha durado el crédito de contar con un perfil más amable. Mientras a los mandos de los resortes del poder se hallen los verdaderos poderes fácticos, todo cambio que se emprenda va a ser superficial. Para muestra, el nombramiento del director del Teatro Gayarre, pequeña parcela de poder que, a pesar de la connivencia por conveniencia UPN-PSOE, se disputan ambos partidos. Veremos más batallas soterradas por el pastel cultural, como la del Museo de los Sanfermines, la joya de la corona, paralizado y sin fecha…

No obstante, más allá de intrigas palaciegas, la situación de la cultura en Nafarroa poco ha cambiado. Del sueño al despertar, de la incuria a las promesas y entre tanto la cultura contemporánea de Nafarroa en el aire, sin espacio ni presupuesto para desarrollarse.

La ciudad bulle en iniciativas alternativas que no encuentran cauce en lo público y que se desbordan hacia lo reivindicativo.

La Plataforma Arte Contemporáneo Navarra busca construir un Artlab, la Etxe Komunala emplazar un centro social autogestionado, la red de teatro amateur una nueva implantación local, etc.

Y son estas y otras iniciativas las que plantean desde abajo recoger la verdadera sensibilidad contemporánea de Nafarroa, conectando sus bases al flujo de la globalización, apostando por el mestizaje transversal de artes y disciplinas, abordando temas tabú como la cultura popular, el euskara, la cultura libre, el papel de la mujer o la migración o la gestión participativa…

Este es el reto real de la cultura contemporánea de Nafarroa: cómo materializar, entre el posibilismo de la negociación institucional y la creación de oportunidades, la autonomía creativa y económica en la ciudad contemporánea.

Frente a esta realidad efímera y clandestina pero viva que aspira a su reconocimiento y al empoderamiento, sigue tenazmente la reconstrucción del pasado. Iruñea, ciudad-fortaleza que re/deconstruye sus murallas, es el síntoma de cierta obsesión culpable por el pasado histórico. Se avanza a buen ritmo en la restauración de los revellines de Ciudadela y se inaugura el Centro de Interpretación de las Murallas, se multiplican los eventos históricos o artísticos como ‘La muralla nómada’, etc. Hasta la estética de los centros culturales se muestra como posmoderna refundación del castillo; el modelo es el hosco Baluarte de P. Mangado, pero el Archivo General, el Centro de Uharte, la Fundación Oteiza, las nuevas casas de cultura, bajo el paradigma de la torre defensiva, parecen vigilar la llegada de lo contemporáneo a Nafarroa… Se le cede hospitalariamente el paso (nunca antes se habían levantado tantos puentes y ascensores públicos en torno a la ciudad) pero las murallas del viejo Reyno siguen en pie y se multiplican, quizá para encerrarla…


Zazpika. 23.10.11