lunes, 25 de abril de 2011

Entrevista sobre las revueltas árabes



Entrevista de José Angel Oria a Iñaki Arzoz en GAUR8 (9/4/2011)

Versión en euskara



1.-Un compañero decía el otro día en la redacción que parece que el mundo se ha acelerado, que todo ocurre muy de prisa, sin tiempo a pensar en ello, a darse cuenta de qué está pasando. Wikileaks y sus sobresaltos diarios, Túnez, Egipto, Bahrein, Yemen… y Fukushima. En sólo tres meses. ¿Cómo te informas de lo que pasa en el mundo? ¿Qué medios destacarías por su labor informativa estos meses? ¿Qué páginas web? ¿En qué idioma lees o escuchas la información? ¿Dedicas estas semanas más tiempo a las cuestiones internacionales?


Básicamente sigo la información de medios vascos como GARA, prensa en castellano y en páginas web como Rebelión, etc. No obstante el problema no es la información -padecemos una inflación de información redundante o secundaria- sino la escasez de análisis críticos que no sean coyunturales o puramente ideológicos. En este aspecto, las mejores fuentes para entender este fenómeno son, paradójicamente, los libros y estudios de teóricos políticos o de nuevas tecnologías… Hay que releer a Manuel Castells o Howard Rheingold. Pero también hay que conocer las ‘obras del enemigo’, por ejemplo, de los analistas de las agencias de información, los informes de la RAND Corporation, etc. Confieso mi debilidad por ciertas tertulias políticas; también hay que escuchar la opinión basura, ya que forma parte de la ecuación informativa global.



2.-Algunas noticias son esperanzadoras. Otras, aterradoras. Imagino que las revueltas-revoluciones árabes te habrán alegrado.


A cualquier persona que se sienta de izquierdas le alegra una revuelta, es casi un acto reflejo. Pero es importante contener el entusiasmo y aplicar inmediatamente el ojo crítico, no vaya a ser que nos den gato por liebre, como un golpe palaciego, la reforma de la tiranía o espejismos políticos como democracias tuteladas, neocoloniales, etc.

Por otra parte, si es una revuelta en el mundo islámico, personalmente, me alegra más. He viajado por Marruecos y Egipto y aprecio muchos aspectos de su cultura. Mi sueño siempre ha sido, después del arrebato nihilista de Al Qaeda, una revolución pacífica, inspirada en su propia cultura como el sufismo. Y que alcanzara, por fin, a los parias en el mundo árabe: palestinos, kurdos, baluches, saharauis…



3.-Cada país árabe vive su propio proceso, con su ritmo, sus características. Pero todos se han sublevado después de que Tunicia se encendiera, después de que Mohamed Bouazizi se inmolara delante del ayuntamiento. ¿Qué importancia tiene que todos hablen árabe y todos vean Al Jazeera para que eso haya ocurrido? ¿Qué importancia tiene que en todos los países hay mogollón de jóvenes con gran preparación (universitaria) y ninguna perspectiva?


Es importante la pertenencia a un ámbito cultural común y el refuerzo de medios masivos tan audaces (aunque no exentos de manipulación y contradicciones) como Al Jazeera. En este aspecto lo decisivo ha sido que la umma -la comunidad islámica- está derivando en una comunidad laica… algún resto de panarabismo debe quedar.

La presencia de jóvenes universitarios sin perspectivas de futuro (como Bouazizi, informático) ha sido fundamental y, en mi opinión, el detonante sociológico de la revuelta, ya que han sido ellos los que han accedido a través de la red a un universo de conocimientos, relaciones y modos de resistencia inéditos en su cultura.


4.-Entre lo que parece común a todos esos procesos, está la voluntad de muchísimos ciudadanos de cambiar las cosas manifestándose pacíficamente en las calles. Han sido millones de manifestantes pacíficos quienes han forzado la huida de Ben Ali y la caída de Mubarak. Y Marruecos, Yemen, Bahrein, Siria… parecen llevar el mismo camino. ¿Estamos ante el fenómeno de desobediencia civil más grande de la historia? ¿El más ilusionante, además, porque la revolución está siendo televisada, contra lo que auguraba un grupo musical? ¿Se te ocurre algún fenómeno social comparable a lo que está ocurriendo ahora en el mundo árabe? ¿Cuándo sabremos calibrar en su justa medida la importancia de las revoluciones árabes?


Es probable que así sea, si lo vemos desde una perspectiva temporal. El proceso de revueltas pro-democráticas de occidente fue mucho más largo y también más duro, como la lucha por el voto femenino o los derechos civiles de los negros en Estados Unidos, etc. En este sentido, en occidente se desbrozó el terreno y ahora los árabes siguen ese camino rápidamente, navegando por la red.

Salvando las distancias, el único movimiento geopolítico paralelo ha sido la deriva de Sudamérica hacia gobiernos de izquierdas, indigenistas, etc.

Todavía es pronto para calibrar el alcance de las revueltas. Ahora estamos en la fase de subida de la marea, pero luego viene la bajamar, cuando esas revueltas obtengan lo que desean: democracias representativas tan imperfectas como los nuestras… Si todos aspiran, como dicen los ‘expertos’, al modelo turco, con su juego entre islamistas y militaristas y la opresión kurda, o al modelo de la transición española… no avanzarán demasiado.


5.-¿Es correcto llamarles revoluciones árabes?

En términos generales, sí, pero con matices. De momento solo son revueltas que demandan democracia y trabajo, en el contexto de pseudodemocracias o dictaduras. No son todavía verdaderas revoluciones porque todavía no buscan el cambio radical de sistema, sino una versión más soportable de sistema…

Tampoco son estrictamente árabes…las primeras revueltas pro-democráticas son las de Irán, un país musulmán pero no árabe. Tampoco conviene olvidar la diversidad étnica y cultural bajo la cultura árabe dominante en el Magreb, como los pueblos amazigh (bereberes, tuaregs, etc.), etc.


6.- Las revueltas o revoluciones han demostrado que esas sociedades están muy vivas, no resignadas a lo peor. ¿Estás de acuerdo?


Desde luego, son sociedades, bajo un estereotipo denigrante (integristas,inmovilistas, terroristas), de una gran vitalidad, en plena transformación en su proceso de acceso a la modernidad.


7.- Las mujeres han tenido un papel muy protagonista. Pero parece que en cuanto regresan a casa de la manifestación, pierden ese protagonismo. ¿Con qué te quedas, con la ilusión de lo que puede ser o la desmotivación de lo que de hecho es? ¿Se te ocurre alguna forma de que los lectores puedan hacer algo por ayudar a esas sociedades a dar ese paso que tanto parece costarles?


El papel de las mujeres ha sido y va a ser fundamental, pero excepto en ámbitos urbanos no vamos a ver, de momento, grandes cambios. Es un problema religioso y cultural que se irá resolviendo con el tiempo, pero solo si siguen en vanguardia de las manifestaciones y en la retaguardia de la red…

La mejor manera de apoyarles en la distancia es acogiendo críticamente sus revueltas, nunca apoyando el envío de cazas y armas… En cualquier caso, lo más efectivo será solidarizarnos intentando nuestras propias revueltas…



8.- Se ha visto manifestarse juntos a islamistas y a izquierdistas. Primero combaten juntos contra Mubarak para conseguir democracia, y luego habrán de luchar entre ellos para defender sus posiciones ideológicas. ¿Te preocupa cómo será esa lucha? Hay experiencias, como la Revolución Islámica de Irán, donde la izquierda ha sido exterminada por los islamistas. ¿Sabrán los egipcios superar la tentación, que alguien –Israel– fomentará, de destruirse mutuamente? ¿Hacia qué evolucionaría Egipto si la derecha local islamista y la izquierda lograran un modo de convivencia, una democracia real?


Este es el peligro. Después de la revuelta solidaria viene la rebatiña política. Lo importante es que más allá de sus diferencias sean capaces de mantener un marco progresivo de convivencia democratizadora. El futuro de Egipto, la gran potencia árabe de la región, si la revuelta no se convierte en revolución, y en el mejor de los casos, será una democracia corrupta. La esperanza es que ese indeseable escenario se convierta en acicate para profundizar, en una verdadera revolución democrática, en una “democracia fuerte” (B.Barber).


9.- En muchos casos, la gente ha renunciado a sacar sus banderas partidistas y se ha conformado con mostrar la bandera nacional. ¿Se puede leer como una lección para los vascos?


Desde luego: cómo conseguir pacíficamente dar un vuelco a un país, todos unidos en un propósito común. Aunque nosotros vayamos todos detrás de una ikurriña blanca…


10.- Los manifestantes han demostrado un nivel de civismo e inteligencia increíble, incluso en los momentos de mayor indignación, cuando la provocación policial invitaba a actitudes más destructivas. La determinación de los manifestantes ha desarmado a los cuerpos policiales (en Túnez se llegó a ver a policías que dejaban sus armas y se sumaban a la protesta). ¿Qué te sugiere?


Que ese es el camino también para nosotros, el de movilizaciones masivas noviolentas y desobedientes , seguidas a rajatabla, evitando las tentaciones y las provocaciones (aunque dudo que la policía de aquí se una nunca a una revuelta.)


11.- Allí donde los manifestantes han triunfado, el apagón informativo que trataban de imponer los gobernantes no ha funcionado gracias a la pericia de los internautas de esos países (con ayuda de los internautas de todo el planeta) y al valor de algunos periodistas (sobre todo, Al Jazeera). La maquinaria de crear mentiras de los poderosos ha quedado inutilizada, y la victoria ha sido para el pueblo. ¿Son estas revoluciones la gran victoria de la inteligencia popular, del conocimiento compartido, de la sabiduría de los de abajo a la izquierda? ¿Son la derrota definitiva de la ignorancia interesadamente fomentada?


La ignorancia es un poderoso enemigo que puede camuflarse de información fiable. No obstante, en un mundo de información prácticamente libre, compartido por profesionales y amateurs, el contrapunto ha de ser siempre la reflexión y el análisis. La capacidad de cada ‘rebelde’ individual o colectivo de extraer sus propias conclusiones y actuar en consecuencia.


12.- ¿Qué importancia han tenido en las revueltas árabes las técnicas de acción noviolenta que diversos activistas han difundido?


Fundamental. Se ha comentado la influencia de Gene Sharp y su manual de acción noviolenta. Parece claro que los activistas han adoptado esta vía, que el pueblo ha seguido con bastante limpieza, por lo que la comunidad internacional no ha tenido más remedio que apoyar las revueltas. El problema surge en países como Irán, Libia, Siria o Bahrein, en los cuales el ejército opta por salvar al dictador y la represión es brutal. Es preciso resistir la escalada violenta y la militarización del conflicto que, como en Libia, solo augura guerra y matanzas.


13.- Cuentan que los jóvenes tunecinos antes soñaban con emigrar, y punto, pero que durante los días previos a la caída de Ben Ali sólo hablaban de política, de justicia, de democracia. ¿Quedará algo de todo eso? ¿Esos países podrán volver a ser como antes, después de todo esto?


Probablemente cuando vean que los cambios tardan en llegar o no son tan profundos como soñaban, cundirá cierta desesperación y volverán a la emigración. Por eso lo importante es que la revuelta sea permanente y que vaya más allá de estas demandas convencionales. Occidente tampoco es un buen espejo; si quieren alcanzar una verdadera democracia deben ser más radicales y persistentes que nosotros, perseguir el horizonte de una democracia participativa y popular. Por otra parte, la revuelta necesita compromiso y trabajo por parte de los ciudadanos… El paso de la revuelta a la revolución democrática es un proceso cotidiano.


14.- ¿Qué importancia tienen las redes sociales, internet, los teléfonos móviles y las nuevas tecnologías en general, a la ahora de impulsar primero, y sostener después, estas movilizaciones?


La red es la herramienta de la revuelta en el siglo XXI. Sin su desarrollo activista no hubiera sido posible crear una masa crítica capaz de conquistar la calle. Desde el flash mob que derrocó a Estrada en Filipinas en 2001 al 11-M en 2004, etc., solo la creación de “multitudes inteligentes” (smart mobs) dentro del sistema consigue implosionarlo. Es como si, gracias a las nuevas tecnologías, los ciudadanos hubieran creado un caballo de Troya dentro de la ciudad para reconquistarla… El asunto es que luego hay que mantener y gestionar la revuelta, incluso cuando no llega a triunfar, a través de redes distribuidas, sólidas y creativas.


15.- ¿Qué pueden aprender los vascos, que están entrando en una nueva era política, de las experiencias árabes?


De sus métodos noviolentos y desobedientes, mucho, por ejemplo de la apropiación política de redes sociales. O como pasar de la idea de la yihad a la resistencia pacífica, ¿Seremos nosotros capaces de transmutar nuestra “violencia vasca” (J. Zulaika) en “noviolencia activa vasca”?. No obstante nuestro contexto político es muy diferente -ya tenemos una democracia burguesa y un nivel de prosperidad- y necesitamos una revuelta más sofisticada, de otro nivel técnico, social y político, que sea capaz en el contexto de la crisis de concitar un amplio movimiento ciudadano por la autodeterminación y la justicia social.


16.- ¿Qué tiene la chispa tunecina que ha logrado que manifestantes de países tan lejanos culturalmente como Suazilandia, Costa de Marfil, Armenia, Croacia, Grecia, Italia, Senegal... se hayan movilizado invocando el ejemplo del país mediterráneo?


No hay aparentemente una conexión directa. Es un efecto vírico, de puro contagio en un mundo global… Si nuestros vecinos lo han conseguido, nosotros también podemos. Su gran valor ha sido el redescubrimiento de la confianza en el poder transformador de los ciudadanos, esto es, el empoderamiento ‘hiperpolítico’ de la multitud…


17.- Por último, Fukushima. De la esperanza, al terror paralizante. ¿Estamos a tiempo de construir un gran movimiento ciudadano internacional que acabe con todas las armas y centrales nucleares?


Por supuesto. Creo que Fukushima va a convertirse en un punto de inflexión para el movimiento antinuclear por su severo golpe a los ‘ecologistas nucleares’ que estaban haciendo mucho daño con su propaganda irresponsable.

No obstante, y en relación a las revueltas, la inquietante lección de Fukushima es que incluso el desmantelamiento de las centrales nucleares requiere de una gran estabilidad política y energética. Las centrales nucleares constituyen una frágil red mundial de bombas de relojería que, para evitar que exploten, requieren también de la colaboración de sus partidarios.

Este es un límite para la revuelta en occidente; simplemente no podemos permitirnos cortar el flujo eléctrico para la refrigeración o cerrarlas sin más. Necesitamos un consenso amplio a nivel mundial para ir cerrando la etapa nuclear sin riesgo.

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